Semana Santa: un refugio para la memoria

por | 21 Abr, 2025 | Opinión

Este año, he vivido la Semana Santa de una forma distinta, menos llena de palabras y más cargada de recuerdos.

Mientras veía a Jesús del Prendimiento avanzar entre ciriales y el quejío profundo de una saeta, no pude evitar pensar en alguien que, durante años, me enseñó a mirar esa imagen de otra manera. No como una simple representación de la Pasión, sino como algo mucho más hondo, más propio. Como un símbolo de lo compartido, de lo que permanece.

Y justo en ese instante, mientras me inundaban los pensamientos, escuché a una mujer detrás de mí decir en voz baja: «Esta imagen es la que más le gustaba a mi padre«. Un nudo se formó en mi garganta. Porque, sin saberlo, estaba poniendo palabras exactas a lo que yo misma estaba sintiendo.

Fue entonces cuando entendí, quizá como nunca antes, que las imágenes procesionales tienen un don que trasciende el arte o la devoción popular: son puentes invisibles entre generaciones, entre memorias. Son refugios donde caben las ausencias y los silencios que pesan pero también acompañan.

Tal vez por eso las miramos con tanto recogimiento. Porque en cada paso que avanza, en cada marcha que suena, en cada mirada que se cruza, hay una historia personal latiendo. Cada uno lleva la suya. A veces, sin decirlo. A veces, sin saberlo. Pero todos, de alguna forma, buscamos en ellas el rostro de quienes echamos de menos.

Por eso, hoy escribo estas líneas. Para recordar que nuestras imágenes, más allá de su valor histórico o artístico, guardan dentro algo mucho más valioso: la capacidad de hacer visible lo invisible. De unirnos con quienes nos enseñaron a quererlas, y de hacernos sentir, entre la bulla, entre los pasos, entre los silencios, el olor a incienso y la cera derretida, que nunca se marchan del todo, aunque solo sea por un instante.

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